Soy omnivoro y adoro el sabor de la carne de cerdo, pero este comercial de refisal me ha dejado frio.
Para ser objetivo desde mi profesión de publicista debo decir que no es claro el mensaje que desea transmitir en el comercial, tampoco el porque escogieron un niño como protagonista de esta (dantesca) historia, pues a pesar que otras empresas han acudido a este artilugio lo han hecho por razones convincentes, y es que los condimentos son de recompra constante y son los niños quienes van a las tiendas por ellos, mientras que la sal se compra mensualmente y el niño no interviene en esta decisión.
En fin, a parte de estas razones de negocio, existen unas basicas y es no mostrar un cerdito vivo comiendose el mercado y a los dos segundos verlo empalado dar vueltas en el asador, como si fuera un castigo, da miedo sobre todo la risa del niño y la abuela que quedan como seres despiadados en la pantalla, lo que comenzo como una historia de hadas termino en un cuento de terror y peor aun con sal en la herida.
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